sábado, 19 de mayo de 2012

Dedicado a los Docentes de Vocación

En el mundo globalizado se ha presentado una realidad innegable e impostergable; la necesidad de lograr una educación de excelencia, acorde con la dinámica y exigencias del mundo actual o del siglo XXI. Es por ello que desde todas partes se presenten ensayos, modelos, enfoques, paradigmas, métodos, entre otros con el fin de lograr la meta que satisfaga esa necesidad.
Escuchamos por todos lados que la educación hay que dinamizarla, actualizarla, darle nuevos enfoques, o simplemente modernizarla.
Sin embargo la gran mayoría de las tentativas o intentos por hacer tangible estos pregones, no llegan a ninguna parte porque vienen desde el momento de su implantación cargados de vicios, estigmas sociales-políticos y culturales, que aunados a la falta de liderazgo, gerencia, experticia  competencias por parte de las personas designadas para conducir estos procesos, hacen que los mismos se enreden, se vuelvan poco atractivos y sobre todo con una carga emocional negativa que se ve reflejada en el quehacer diario de los individuos responsables de la ejecución del trabajo.
La U.N.E.S.C.O. desde hace unos años para acá viene proponiendo el aprendizaje por competencias como enfoque educativo; el cual comparto plenamente; para potenciar el proceso de aprendizaje y enseñanza de los jóvenes a nivel mundial.
Esta perspectiva conlleva a cabios profundos en el funcionamiento de las Instituciones Educativas, debido a que las mismas siguen enclaustradas o castradas por los vicios de uso y abuso con los cuales han funcionado por años con la falsa creencia de que lo están haciendo de maravilla. Dentro de estos factores se pueden mencionar, una gerencia deficiente, una supervisión inoperante y una praxis a través de recetarios y conceptos difusos y equívocos del significado de competencias.
Al hacer referencia a una gerencia deficiente, se está hablando que la mayoría de las personas designadas para ese cargo sólo les exigen dos credenciales, ser del mismo circo, perdón, partido político, aun cuando  en la quinta se ha acentuado esta práctica, la misma estuvo presente en la primera hasta la cuarta, o en su defecto tener lazos de afinidad o consanguinidad con la(s) persona(s) que otorga los nombramientos; he aquí el primer error, ya que la primera condición que un gerente debe tener es el liderazgo, el cual desgraciadamente para muchos de los gerentes, no viene con el cargo y ni lo venden en farmacias y supermercado, aunado a esto el gerente debe entender que cualquier decisión que tome o ejecute, en la misma debe prevalecer la opinión de sus colaboradores más cercanos, es decir coordinadores, supervisores, jefes de cátedras entre otros, porque el trabajo administrativo de un gerente lo enclaustra en su oficina lo cual no le permite un contacto directo con el funcionamiento operativo y orgánico de la Institución, mientras que sus colaboradores la responsabilidad de su trabajo les exige ese contacto directo, lo cual les permite una visión más directa y objetiva de la realidad; por otra parte está el hecho cierto que la gran mayoría de los gerentes están estigmatizados por la premisa de que si delegan funciones pierden autoridad y control.
En relación a la supervisión inoperante, se debe a múltiples factores entre los cuales podemos mencionar en primer lugar el exabrupto cognitivo de muchos supervisores al hacer una sinonimia entre supervisión y persecución, lo cual genera un malestar manifiesto aunado al terrorismo psicológico en el equipo de trabajo; en segundo lugar el divorcio entre la génesis de la supervisión y la praxis de la misma; ya que si se logra conjugar ambos aspectos se manifestará una empatía dentro del equipo de trabajo para realizarlo de manera óptima ya que la supervisión vista como un acompañamiento pedagógico para potenciar las fortalezas y disminuir o erradicar las debilidades, al final redundará en un beneficio colectivo  en la conformación de un gran equipo de trabajo.
De igual forma es válido resaltar que el gerente o jefe debe tomar en cuenta las opiniones de su equipo de trabajo cuando ellos hacen de forma profesional y objetiva la supervisión o su trabajo, lo cual les da la fuerza moral y la consistencia profesional para emitir un juicio u opinión con relación a una decisión a tomar, caso contrario se generará un clima de intranquilidad y decepción por el trabajo que está realizando, además de generar una sensación de frustración bajo la percepción de estar sólo de relleno dentro de un organigrama organizativo.   
Por otra parte no es menos importante la realidad presente donde para para generar un aprendizaje por competencias es necesario entender que el primer gerente en el proceso de aprendizaje es el docente de aula, ya que es este quien tiene la responsabilidad de la toma de decisiones para guiar el proceso y lograr consolidar la formación académica y humanística del educando. De igual manera se presenta como una necesidad imperativa erradicar la práctica perniciosa y ruin de algunos docentes de desacreditar a sus pares, y reemplazarla por una relación franca y sincera de ayudar al compañero cuando este hace frente a una situación difícil o presenta una conducta no operativa.
Por último la praxis pedagógica desde el enfoque del aprendizaje por competencias, no debe tomarse como una receta de cocina, ya que en el mismo debe privar el interés del discente, la evaluación entendida como un proceso y no un momento, la autonomía para el desarrollo del contenido programático y la dinámica del grupo, visto este como un ente orgánico con respuestas y necesidad diferentes con relación a otros grupos del mismo nivel, y para ello es necesario que los docentes repasemos las diferentes teorías de aprendizaje del ser humano y se tome de cada una la o las partes más importantes y de mayor relevancia para estructurar una praxis en el aula  que permita una construcción de conocimientos sólidos y operantes desde la perspectiva del ganar – ganar.
   Para finalizar, es necesario resaltar el hecho de que el docente que desee expresar significado con símbolos y palabras, con música, pintura, debe encontrar cierto placer en las tareas imposibles, poseer la voluntad de tolerar una gran frustración, un toque de quijote; ya que para aquellos docente que realizan una praxis educativa de vocación, deben usar como pendón las palabras de José Narosky, cuando dice: Estoy contento de sentir, aunque suelo estar triste por sentir.